sábado, 11 de diciembre de 2010

Huellas

De los pasos que diste,
no te sobra ninguno.

De las huellas que dejas,

no te has dado ni cuenta.

Se desandan caminos,
por vedar el fracaso.
Por borrar nuestra historia,
merecida condena.

Porque si no es intentando,
¿Cómo aprendes?
Porque si no es entre pasos,
¿Cómo avanzas?

Aunque de errores se impregne tu tiempo,
haz de ti cada instante, cada minuto.
Porque el fracaso no es más que otro logro,
disfrazado de pena y de luto.

No niegues las horas que dejas,
que entre penas se cambia la piel.
No creas que este día es tu vida,
mañana dirás lo mismo de aquél.

Porque ni siquiera el lamento es en vano,
si se trata de hacer el intento.

Para encontrar el camino,
que no te sobren barreras.
Para dejar otra huella,

que no te falte el tiempo.



Canto a la tierra

Escribe, tierra, la historia del hombre,
Redacta, madre, el destino del mundo.
Si entregas la muerte en solo un instante,
Devuelves la vida en tan solo un segundo.

Hazme ver que somos lo mismo,
Demuéstrame que no somos tanto.
Despierta al mundo en otro grito,
Despierta al hombre en otro canto.

Que sólo el gris y el negro borres,
Que sólo verdes sean tus trazos.
Que del poder jamás seas presa,
Sé fugitiva de sus brazos.

Delata en mis sueños la fuga,
Revela el apuro en mis pasos.
Detenme ante el sol cada día,
Cada otoño, cada ocaso.

Enséñame a ver lo evidente
Que con estos ojos no alcanza.
Enséñame a no estar tan lejos,
Tan ido, tan distante.

Estela olvidada de vida,
Recuérdame agradecer,
Que entre calles a veces se olvida
Que nadie ha elegido nacer.

Renueva por fin lo que somos,
Resguarda lo que seremos.
Antes de que te acabes,

Antes de que no estemos.




Escrito ajeno


De la tierra innata el hijo ajeno,
se florece con un toque del silencio.
Al partir se quiebra en infinito sueño,
de seguir andando, de seguir creyendo.

Díganle al padre cuánto miedo ha producido,
que se le acaba al hijo la vida,
consumido entre distancia y entre tiempo,
entre futuro, entre recuerdo.

Aunque escribas en la oscura noche tu nombre,
tu delirio es el que guía la poca vida que te queda,
sin más sol y sin más luna,
para engañar a tus ojos, las estrellas.

Es difícil que el capricho no te ronde,
mientras juegas a eximirte de la calma,
que te acoje cuando te entregas.

Es difícil que del alma no se escondan,
los sagrados sueños rotos,
renegados desde siempre.

Es difícil que se afirme que algo queda exento,
de respirar tu aire, de teñirse en tu color.
Porque aunque la intención sea dejarse,
todo lo que hagas tiene algo de tí.


Ciclos


Amanece en ti, y la primavera contigo
Se renuevan los silencios, las palabras, los respiros.
Se florecen tras la bruma, los albores de tu esencia
Dan color a tu destino, tu pasado y tu presencia.

En el ruido vesperal, de verano se llenan tus ojos
En la fuga es donde vives; en el sueño, fuera de ti.
Ya las sombras no condenan, otra parte son de este sol
La esperanza es el sonido, y la vida, tu canción.

El otoño de tu ocaso va marchitando los sueños,
Bajo el manto de tus dudas, no eres frio, ni eres fuego.
Y de a poco van cayendo, consumidos tus anhelos
Por las brasas de tu historia, las cenizas de tu tiempo.

Del nocturno invierno acabas, y agoniza tu calor
Lo que queda de tu llama, se recoge al interior.
Con la lluvia entre tus ojos, te reniegas lo que eres
Que con el día llegas, y con la noche mueres.

Amanece en ti, y la primavera contigo
Se renuevan los silencios, las palabras, los respiros...


Invisible acuerdo


Se encontraban todos los días a las cuatro en punto.
Él, con el pretexto de tomarse un expresso.
Élla con la excusa de repasar su oración.
Se sentaban ahí, solo a a mirarse, jugando a temerse un poco;
pretendiendo ignorar su tácito acuerdo.
Élla estaba sola hace algunos años. Por ser decepcionada, se limitó a creer.
Él no había encontrado quien lo llenara. Para mantenerse ocupado, buscaba qué hacer.
Ambos disfrazaban el miedo entre sus importantes asuntos.
Élla con la biblia y sus creencias. Él con su trabajo y su café.
Ambos encadenados a aquel tiempo y espacio.
Élla ignoraba que el café le hacia daño. Él, que ella había perdido la fé.
Habían pensado en hablar, romper un tanto las reglas.
Pero era demasiado el riesgo. Podían perder el sentido, y ambos sabían lo que ello implicaba.
No estaban dispuestos a perderse. Preferían quedarse con el sueño,
siguiendo complices, viviendo así.



Punto muerto


Por no elegir no existes,
Por no elegir no estás.
Punto muerto del olvido,
Ni te quedas, ni te vas.

Tranquilo, no te esfuerces
Revirtiendo lo que fue.
Suma un punto a tu fracaso,
Pierde la esperanza, elimina la fe.

De no esperar un siglo,
Es ahora o no hay razón.
Aún se escuchan los latidos,
De la vida, el corazón.

Solo mira, como viajas
Entre extremos, nunca aquí.
Por tener el alma frágil,
Por estar pensando en ti.


Vuelves


A mi voz denuevo, pertenece tu nombre
A las nubes negras, pertenece tu ayer.
Tanto tiempo se demora tu presencia en olvidarme,
Un instante es lo que tardan tus recuerdos en volver.

Naces clara, como entonces, cual si no te hubieras ido
En mis sueños reclamando las estrellas que te di.
Gastas noches desvelada, regalando tus suspiros
Cada uno que le entregas, uno menos para mí.

Sigues ciega y convirtiendo tus razones en alguna
trastocada fantasía de lo que debiera ser.
Como el sol si alguna tarde enamorado de la luna
Deje al mar aquí esperando en un eterno atardecer.

Vuelves breve, incomprensible, nunca cambias tu color.
En la luz denuevo, permanece tu rostro
En las sombras luego, permanece tu amor.



Hace falta


Hace falta ver morir la tierra
para mostrarnos la insensibildad del hombre.
Hace falta ver arder el cielo,
para recordar lo que somos.

Cuando vemos quebrarse el futuro,
y despierta denuevo el instinto.
Cuando pierde importancia lo externo
y lo humano cobra sentido.

Cuando vuelve a nacer lo sagrado
y nos muestra su cara la esencia.
Donde Dios vuelve a ser recordado,
por la falta de fe más interna.

Donde muere el poder y no existe,
lo que llaman el rico y el pobre.
Donde ya no nos sirven de mucho
los supuestos avaces del hombre.

Hace falta volver a la vida
Y respirar denuevo un segundo.
Hace falta volver a lo mismo
para olvidar que somos,
las migajas del mundo.


Me sorprende


A veces me sorprende
el lugar donde apareces,
la manera en que te muestras.

Me invades y te fugas.
No me dejas conocerte,
ni llenarme con tu escencia.

Quisiera retenerte, enfrascarte
y entenderte con el tiempo.

Detenerme, para amarte
y sentir por un momento.

Me sorprende cuando callas,
a las bocas que no entienden,
a mis ojos que te observan.